1 de Juan 3:16-24 nos presenta, a través de cinco
pasos, el reto de desarrollar un amor ejemplar imitando el modelo del amor de
Jesús por nosotros.
1.- Amamos
de una forma ejemplar cuando imitamos el modelo original, 1 Juan 3:16
“En esto hemos conocido el amor, en que él, [Jesús], puso
su vida por nosotros, también nosotros debemos poner nuestras vidas por los
hermanos.”
Un amor basado en el modelo de Jesús es un amor de
renuncia, de entrega, aún de la propia vida, ser capaces de poner nuestra
propia vida por amor a otros.
A estos otros, el Apóstol Juan les llama nuestros
“hermanos”. Y cuando estemos dispuestos a dar nuestra propia vida en beneficio
de nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros padres, nuestros cónyuges, estaremos
siguiendo el ejemplo de Jesús que sin ninguna reserva se dio a sí mismo en
rescate de muchos.
2.- Amamos
de forma ejemplar cuando abrimos el corazón a las necesidades de otras
personas. 1 Juan 3:17
“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su
hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de
Dios en él?”
Tener bienes de este mundo podemos entenderlo también
no solo como las posesiones materiales sino como todo aquello que el mundo
valore o que sea importante.
De acuerdo a Abraham Maslow, los seres humanos
tenemos 5 clases diferentes de necesidades que deben ser saciadas: necesidades
físicas (alimento, abrigo, una casa), necesidades de seguridad (orden,
estabilidad, protección, apoyo, un empleo), necesidades de pertenencia (una
relación, un hogar, ser parte de algo, casarse, tener una familia, padres,
pareja); necesidades de reconocimiento (atención, buen trato, cosas que eleven
la autoestima y la moral propia, confianza, reputación) y necesidades de
autorrealización (desarrollo de lo interno, los valores, la espiritualidad, el
propósito en la vida).
Saber cómo suplir estas necesidades es tener bienes de
este mundo. Cerrar el corazón al hermano en necesidad puede significar que no
tenemos interés en como suplir todas estas necesidades, o que no sabemos cómo
suplirlas para no hacemos nada para aprender cómo hacerlo.
3. Amamos
de una forma ejemplar cuando presentamos el amor con palabras y lo materializamos
con acciones. 1 Juan 3:18
“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino
de hecho y en verdad.”
El texto no implica que usted no comunique el amor que
siente por los suyos. Las palabras son importantes. Lo que el texto implica es
la necesidad de materializar esas palabras de una forma concreta.
Presentar el amor con palabras es por ejemplo decirle
a una persona significativa en nuestra vida: tú eres muy importante en mi vida,
y te amo con un amor muy profundo.
Pero amar de hecho y en verdad es materializar esas
palabras de amor, es demostrar esa importancia y esa profundidad de una manera
concreta, con un acto de amor que confirme eso y no que lo contradiga.
Si una persona es importante para mí le dedicaré
tiempo, le atenderé, le escucharé, le prestaré atención, me interesaré por sus
problemas y le ayudaré a encontrar soluciones.
Si amo a alguien de una forma profunda no le dejaré en
abandono cuando soplen malentendidos, diferencias de opinión o contradicciones.
La profundidad del amor sostiene todo esto y lo vence.
La verdad del amor, y amar de verdad, es que a pesar de que se presenten
situaciones que amenacen ese amor, este permanecerá.
4.-
Amamos de una forma ejemplar cuando amamos con una conciencia tranquila. 1 Juan
3:19-21
“Y en esto conocemos que somos de la verdad, y
aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos
reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados,
si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios.”
Amar con un corazón que no nos reprenda, o sea, amar
con una conciencia tranquila, significa que no tendremos culpas, que no
sentiremos vergüenza delante de Dios, delante de uno mismo, o delante de las
demás, porque nuestros actos de amor serán realmente actos de amor y no de
manipulación, de sacar provecho de otros, de obtener beneficios para nuestra
vida sin importarnos el bienestar de los demás.
Una vez que la falsedad mancha el amor, habremos
sustituido el amor por el odio, por la indiferencia, o por la apatía. Ninguno
de estos actos son actos de amar.
Estar con la conciencia limpia delante de Dios
significa que hemos analizado nuestros motivos al amar a los demás y hemos
sacado todo aquello que tenga apariencia de amor.
5.-
Amamos de una forma ejemplar cuando convertimos el amor en un mandamiento y no
en un sentimiento, 1 Juan 3:22-24
“y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él,
porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables
delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos
en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha
mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece
en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el
Espíritu que nos ha dado.”
Amar solo por sentimiento nos puede dejar con una
sensación de vacío cuando ese amor no es correspondido o cuando la otra persona
no responde a nuestro afecto con la misma intensidad.
Hacer del amor un mandamiento nos conectará con la voluntad
de Dios que es amarlo a El y creer en su Hijo y que nos amemos unos a otros.
Esto es lo que a Dios le agrada y El promete que al
obedecerlo abriremos una puerta para su bendición en nuestra vida. Dios se
encargará de que el amor que expresamos no vuelva vacío y como Dios es el pone
el querer como el hacer en los corazones, el hará que la otra persona sienta y
haga esto mismo y entonces el círculo del amor se completará.
Cuando usted ama sin esperar nada a cambio, sea esto reconocimiento,
gratitud, aprecio, respeto, aceptación o valoración, tendrá la capacidad de
amar en profundidad, siguiendo el modelo de Cristo y permaneciendo en Dios y
Dios en usted.
La bendición que viene después es que Dios hará que
los demás respondan a su amor con gratitud, con aprecio, con respeto, con
aceptación o con valoración.
Esto es lo ejemplar de esta clase de amor.
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